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viernes, 2 de noviembre de 2018

Sobre la película Figuras ocultas...


 Figuras ocultas representa de la manera más real y verosímil la realidad a la que muchas mujeres afroamericanas tuvieron que hacer frente a mitades del siglo XX. Son tres, los casos específicos utilizados pero que se pueden aplicar de la misma manera a otras mujeres. Una película que reclama la igualdad de oportunidades e identifica a muchas mujeres.

Dentro del contexto cultural, nos encontramos con una sociedad que ante la división de mujeres y hombres, la situación ya de por sí, es desfavorable para las mujeres porque continúan vigentes normas y un estilo de vida machista. Pero, aún más complicada es la situación que viven las mujeres negras. 
Pero también los hombres negros también sufren la discriminación de la sociedad americana durante esos años. La doble discriminación que envuelve la sociedad y que sufren las mujeres cubre absolutamente todo tipo de temas. Desde viajar en la parte trasera del autobús, utilizar expresamente el baño para “mujeres de color” así como las zonas del comedor separadas para dividir a las mujeres según su color de piel, hasta no dejarles estudiar en la universidad una carrera de ingeniería porque las universidades son expresamente para blancos como es el caso de Mary Jackson.
La sociedad gira por y para los blancos, mientras que los negros quedan relegados a un segundo plano como si no fueran personas. Las dobles discriminaciones a las que se enfrentaban formaban muros que derribaban cada día para poder aspirar más alto. Sin perder en ningún momento las ganas, la fuerza y la ilusión. En los primeros cinco minutos de la película, el espectador es testigo de su cruda realidad. De camino al trabajo Katherine, Mary y Dorothy han sufrido una avería en el coche y a los pocos minutos llega un policía. Este sale del coche con la porra en la mano (considero que es un mero símbolo que quiere identificar a la policía como la autoridad suprema). Mary le contesta que no ha sido porque ellas lo quisieran y el agente automáticamente adopta un tono amenazador: ¿Me falta usted el respeto? Por último, se sorprende irónicamente cuando sabe que trabajan en la NASA. “¿Las tres? Pregunta señalándolas con un dedo en movimiento hacia ellas
No ser ingenieras o matemáticas reconocidas como tales es otra de las discriminaciones que sufren por ser mujeres y negras. De hecho, absolutamente todas las mujeres negras que trabajan para la NASA se concentran sus puestos de trabajo en el ala oeste de la empresa a un kilómetro del ala este. No pueden pisar otras naves que no sea la reservada para los puestos de trabajo de mujeres negras. Además, en su trabajo las denominan como “las calculadoras” y por lo tanto no tienen derecho a aspirar a puestos más altos.
Cuando ascienden a Katherine, tiene que correr dos kilómetros para ir y volver del baño porque en el ala este no hay baños de mujeres para color. Un hecho muy significativo lo protagoniza el señor Harrison, el jefe del departamento de Geometría analítica, que derriba con una larga barra de metal el cartel que indicaba cuál es el baño de las mujeres de color. “Ni lavabos para gente de color, ni lavabos para blancos. Simplemente, lavabos”. En ese momento tiene fin uno de los estigmas que más imperaba la sociedad y daba inicio al acercamiento y futuro trabajo en comunidad. Aunque todavía quedaba mucho camino por recorrer.
La figura de Katherine se presenta como el personaje arquetipo que se espera de una mujer: atenta, callada, desapercibida… Pero, aunque sabe que no hay cosas que estén bien, por el momento no intenta nada. Se limita a acatar las normas. Pero llega el momento en el que explota y saca de sí misma todo lo que llevaba tiempo pensando: “La gente de color no tenemos lavabos en este edificio. Ni en ningún edificio salvo en el ala oeste que está a un kilómetro. ¿Sabía eso? Tengo que ir hasta Tonbontuc para hacer mis necesidades, y no tengo derecho a usar las bicicletas. ¿Qué le parece señor Harrison? Mi uniforme… falda por debajo de las rodillas, llevar tacones y un sencillo collar de perlas. Pues yo no tengo perlas, a los de color no nos pagan lo suficiente para comprar perlas. Y trabajo igual que un perro día y noche a base de tomar café de una cafetera que ninguno quiere tocar”. Ante la atenta mirada de todos sus compañeros de trabajo, hombres, que desde el primer momento que entró por la puerta la consideraron inferior por ser una mujer negra.
Hasta ahora, Katherine había hecho frente a la situación de una manera muy psicológica es decir, todo lo aguantaba, los rechazos, los hándicaps, cómo le tiraban sobre la mesa las carpetas con los datos, y le acumulaban el trabajo. ¿Cuándo lo entregaba? Ya era tarde, le decían que en su trabajo las cosas cambiaban a mucha velocidad. Todo esto son factores que psicológicamente afectan mucho, también a nivel emocional. Pero Katherine se mantuvo fuerte como un roble. Dorothy, por otro lado, adquiere una actitud más dialéctica, se enfrenta a las personas que tratan de impedir que labre su camino mientras que Mary, en un primer momento, no encuentra apoyo en su marido, porque tiene tan interiorizados los estigmas sociales que de verdad cree que su hueco en la vida es el que está utilizando. Finalmente, cambia de actitud y apoya que su mujer estudie ingeniería: “Vas a ser una ingeniera fabulosa. Y que nadie se atreva a interponerse en los sueños de Mary Jackson. Y eso, me incumbe a mí”. Además la postura de Jackson era la más irónica de las tres. Cuando acude a su primera clase de ingeniería, el profesor dice que la materia no está preparada para las mujeres, a lo que ella contesta: “Imagino que será el mismo que para hombres”. Y se sienta en primera fila, rodeada de hombres. Lo que constituye un gran acto simbólico. La revolución ya ha empezado y las cosas poco a poco están cambiando.
Katherine conoce a un militar que termia apoyándola y ayudándola en su vida familiar. Por su condición de mujeres negras les daban los peores horarios y apenas tenían tiempo para dedicárselo a sus familias. Por lo que el apoyo de la figura paterna o del matrimonio era esencial y crucial para que la sociedad evolucionase.
Un hecho que se ha repetido en cada una de las protagonistas consistía en que la persona autorizada en una posición de superioridad, no se interesaba por su nombre, hasta que demostraba que estaba igualmente capacitada o incluso más, para hacer ese trabajo. Hasta que el señor Harris no ve en la pizarra un problema que lleva tiempo sin conseguir ser resuelto, no le pregunta seriamente a Katherine, cómo se llama. En un tono de pregunta, que realmente le interesa a partir de ese instante. Y poco a poco va ganando terreno pero solo demostrando aquello de lo que es capaz. Esa es su única baza para que la tengan en cuenta. Pero para eso, necesita que el personal que la rodea preste atención y lo valore. Conforme va afianzando su posición deja de ser mirada como una rara avis, salvo cuando entra por primera vez al despacho de reuniones del pentágono que la miran con cara de no estar entendiendo por qué una mujer está ahí. De hecho, el astronauta que va a viajar al espacio, dice que no se montará hasta que Katherine haya revisado los datos y coordenadas.
Y lo mismo sucede con el personaje que encarna Kristen Dunst respecto a Dorothy. Conforme avanza la película se da cuenta de que es la más indicada para ocupar el cargo de supervisora, pero al principio no se lo da, por ser mujer y negra.
A modo de conclusión, las tres protagonistas tienen diferentes modos de enfrentarse a la realidad de la que son sumisas. Aunque no se establece ni se ejerce la fuerza que puede reconocer a la revolución, creo fielmente que estas tres mujeres la defendieron a su manera. Sin la necesidad de menospreciar a nadie. Todos estos pequeños pasos que protagonizaron las mujeres en la historia han conseguido que la situación actual sea más favorable para nosotras en la actualidad, aunque por el momento, el afán de alcanzar la igualdad a todos los niveles de vida, todavía no ha acabado.

1 comentario:

  1. ¡Hola! ^^
    Me gustan mucho las películas biográficas, ya que me permiten conocer personajes muy interesantes, como es el caso de estas tres mujeres. Sin duda lo mejor de Figuras ocultas es que todo lo que cuenta fue real.
    Besos!

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